Tantas veces te derramas en mis nocturnos vocablos
abandonando tu fría y estática apariencia
para ser llama viva de este latido circular
¿Qué cantos y lamentos labrarás en seda y plata?
Unísonas letanías que regaladas al mar
se acoplan al murmullo de las olas
entre tantos secretos de lágrimas y sal...
¡Ay, luna!
Lánguidas noches desaparecen esquívas
y otras tantas veces, reposan queriendo no despertar
Dime luna, si aún ceñido este corazón en mis manos
eleva sus arcanos a tu sepulcro de respuestas
dime acaso, si el silencio desgranado
hallará voz en tu calma infinita
y será el roce de alguna palabra, tan tuya y tan mía
la que de vuelo a estos pájaros apresados en mí...
Raquel Martinez.
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