Llovían pensamientos en su rostro,el cielo se adentraba en sus pupilas y un abismo de moribundas alas, besó el dolido vuelo de sus ángeles. Aguados ojos de amaneceres sin sol, desleídas sus huellas en su viejo andar, y en su gris mirar, la silente ausencia, solo gajos, de aquél amor que casi no recuerda...
Sintió habitados sus adentros, y sus alas, sus alas tuvieron vuelo, más el silencio encegueció su gran tesoro y fue el dolor ladrón de su joyel y como el llanto de un cielo indiferente, rodaron sus recuerdos, en mares sin ayer...
Raquel Martinez.
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ResponderEliminar"Una hermosa prosa, Raquel, digna de ese ser que eres tú... Prosa que invita a reinventar un lenguaje que por tantos siglos de mal uso ha ido perdiendo, en su desgaste, su ensencia poética que ahora tanto requerimos para detener ese embate de extranjerimos que ha impuesto los intereses económicos de un imperio.. no para mejorar y hacer más justas la relaciones entre la raza humana, sino para ir desarticulando nuestra identidad latinoamericana y, de esta forma, hacer más fácil su penetración imperialista, que se ha olvidado del lenguaje seductor, por el uso de un lenguaje violador de toda la esencia misma de la vida: la dignidad humana."
ResponderEliminarTan cierto, mi estimado Dalit, Y desde nuestro humilde servicio a las letras, osando ensalzar la palabra, semilla en las manos, semillas del alma...
EliminarAflorara nuestro idioma, de las entrañas mismas de la tierra, entrañas que desangran, ante el abusivo e invasivo vocablo, entrañas que desengran cuando el mismo pueblo, es el que decide darle carácter de Palabra, a extranjeras y flacas expreciones...
Mis cariños, Dalit! Y mi gratitud infinita...